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Monday, July 27, 2020

Innocence Project Story /// Who Was The First Survivor Of Rabies /// Andorra



Un hombre estuvo encarcelado 28 años porque una mujer dijo que había soñado que el hombre la había violado.


Este es Clarence Moses-EL.

Un día de 1988, el pobre Clarence estaba dedicado a sus cosas cuando fue arrestado por la policía como sospechoso de haber cometido una violación.

Un día después del asalto, la mujer que todavía estaba en el hospital identificó a Clarence como su atacante; dijo que vio su cara en un sueño.

Clarence Moses -EL fue sentenciado en 1988 a 48 años de cárcel por asaltar y violar a una mujer que volvía a casa tras una noche de copas, a pesar de que no había más evidencia que unas heridas leves y su sueño.

Clarence siempre se declaró inocente.

Pero sus esfuerzos para apelar la decisión fueron infructuosos. En parte, porque la policía de Denver se deshizo de restos de la escena del crímen, según los informes.

Afortunadamente, en diciembre de 2013, mientras cumplía su condena de 48 años, Clarence recibió un carta de otro hombre, un tal L. C Jackson.

En la carta, Jackson decía que no podía creer como Clarence había sido acusado de violar a la misma mujer con la que él había tenido relaciones sexuales la noche de los hechos.

“Realmente no se' que decirte, pero empezemos a arrojar luz a lo que sucedió en la oscuridad” escribió Jackson, según los informes del juzgado. “No tengo la conciencia tranquila”.

La carta ayudó a reabrir la vista en Julio. Jackson declaro' que durante el acto sexual con la mujer perdió los nervios y la golpeó en la cara. Lo admitió todo, pese a que no se trataba necesariamente de una violación.

Clarence ya había pasado 28 años en la cárcel tras su condena a 48.

Imagínate, un hombre inocente. Nunca recuperará esos 28 años.

¡Y todo por un sueño!



Para mayor información véanse The Exoneration Project: 




á, é, í, ó, ú




Cómo un procedimiento experimental extremo salvó una vida
El 12 de septiembre de 2004, Jeanna Giese, de 15 años, fue mordida por un murciélago que encontró en su iglesia local.
Inmediatamente lo apartó violentamente, ajena al hecho de que acababa de ser infectada con el virus más mortal conocido por el hombre: la rabia.
Jeanna les contó a sus padres sobre la mordida, que parecía un pinchazo de aguja.
Al considerar innecesario el tratamiento médico, los tres pronto se olvidaron del incidente.
Sin embargo, aproximadamente un mes después, Jeanna comenzó a mostrar una serie de síntomas extraños: hormigueo en el dedo índice, temblor en la mano, visión doble, debilidad y dificultad para hablar.
Cuando fue llevada a un hospital, Jeanna ya no podía hablar, ponerse de pie o sentarse sola.
También necesitaba ser intubada ya que estaba teniendo serios problemas para respirar.
Estaba en un estado crítico, y no se esperaba que durara mucho.
Los médicos administraron todo tipo de pruebas, pero todas resultaron negativas.
Fue entonces cuando la madre de Jeanne recordó la mordedura del murciélago el mes anterior.

Al enterarse de esto, el Dr. Rodney Willoughby Jr, el médico a cargo, solicitó un análisis de muestras de líquido cefalorraquídeo de Jeanne.

Los resultados confirmaron la infección de la rabia, lo que significaba que inevitablemente moriría en cuestión de dias.

Un modus operandi mortal

Después de una exposición, la rabia se replica y se propaga a través del sistema nervioso central, llegando a la cabeza a través de la médula espinal.

Luego, el virus "secuestra" el cerebro, comprometiendo su capacidad para controlar la respiración, la salivación y los latidos del corazón, lo que lleva a la parálisis y la insuficiencia de múltiples órganos vitales, particularmente el corazón y los pulmones.

Cuando está activo, el sistema inmunitario no detecta el virus, descartando cualquier posibilidad de autocuración.

Es por eso que las vacunas contra la rabia contienen muestras muertas (inactivas) del virus, contra las cuales el sistema inmunitario puede detectar y desarrollar anticuerpos.

Esta vacuna es altamente efectiva si se administra dentro de los seis días posteriores a la exposición y antes de que aparezcan los síntomas.

Sin embargo, una vez que los síntomas comienzan a manifestarse, prácticamente no hay posibilidad de supervivencia: en esta etapa, el virus mata a su huésped más rápido de lo que su sistema inmunitario puede incluso iniciar una respuesta de anticuerpos.

Según la Organización Mundial de la Salud, existen dos versiones de la enfermedad: la Rabia Furiosa, caracterizada por una agonía mortal rápida, violenta y enloquecedora para las personas infectadas; y su forma menos común, la rabia paralizante, que es menos dramática y dura más que la anterior, pero es igual de mortal.

Este era el tipo de rabia que Jeanna Giese había contraído.

Una carrera desesperada contra el tiempo

Esta fue la primera vez que el Dr. Willoughby lidió con un caso de rabia.
Sabiendo muy bien que Jeanna no duraría mucho, comenzó a revisar frenéticamente documentos médicos, buscando algo que pudiera darle a su paciente una oportunidad de sobrevivir.
Esencialmente esperaba un milagro.
Fue entonces cuando se topó con un artículo bastante oscuro.
El texto sugería que, aunque el virus usaba el cerebro como base de operaciones, por así decirlo, le causaba poco daño.
Esto le dio al Dr. Willoughby una idea revolucionaria para un procedimiento experimental que podría salvar la vida de Jeanna.
Después de una hora de discusión con sus colegas, el Dr. Willoughby habló a los padres de Jeanna sobre su plan.
Él induciría temporalmente un coma químico en su hija, apagando su cerebro, evitando así que el virus causara más estragos desde allí.
A pesar de esta maniobra, las funciones corporales básicas de Jeanne permanecerían activas, dando al sistema inmunitario suficiente tiempo para desarrollar una respuesta de anticuerpos para combatir eficazmente la enfermedad.
Los padres de Jeanna no necesitaban pensarlo.
Aceptaron la propuesta en ese mismo momento.
Aunque sabían que era un procedimiento experimental, sabían que la alternativa era dejar morir a su hija.
"Tiene que haber una primera vez", dijo su padre, y con eso, la idea del Dr. Willoughby fue aprobada.
Un experimento arriesgado
El procedimiento dio fruto.
Después del coma inducido, el sistema inmunitario de Jeanna logró controlar el virus mortal, neutralizándolo rápidamente.
Después de estar en un estado crítico, Jeanna finalmente se estabilizó nuevamente.
Acababa de convertirse en la primera persona en la historia humana en haber sobrevivido a la rabia sin una vacuna.
Sin embargo, había un problema: mientras que inducir un coma químico es un proceso relativamente fácil para cualquier médico, sacar a una persona de él puede ser complicado, ya que existe la posibilidad de que el paciente nunca pueda volver a despertarse.
Jeanna fue sacada del coma el séptimo día después de que comenzó el procedimiento.
Sin embargo, ella no se movió ni respondió a los estímulos de dolor, para horror del Dr. Willoughby: había salvado con éxito la vida de su paciente, pero aparentemente, también la había condenado a una vida en estado vegetativo.
Afortunadamente, tres días después, Jeanna abrió los ojos.
Para asegurarse de que fue un esfuerzo deliberado y no un espasmo muscular involuntario, llamaron a su madre a la habitación.
Los ojos de Jeanna la siguieron de inmediato, indicando que se había despertado y que era plenamente consciente de su entorno.
Una segunda oportunidad en la vida
Treinta días después de su despertar, Jeanna fue declarada oficialmente curada de la rabia.
Fue dada de alta del hospital el 1 de enero de 2005, después de pasar varias semanas en terapia física intensiva: al igual que un bebé, tuvo que aprender a hablar y caminar de nuevo.
En noviembre de 2005, Jeanna se había recuperado casi por completo, volvió a la escuela.
A pesar de su discapacidad física temporal, la capacidad cognitiva y el intelecto de Jeanna no se vieron afectados.
Se graduó de la escuela secundaria con honores en 2007, y luego de Lakeland College con un título en Biología en 2011. Ahora está casada, es una orgullosa madre de tres hijos y es una ávida jinete.
También ha dado numerosos discursos para crear conciencia sobre la rabia, disminuir su propagación y, por lo tanto, potencialmente salvar vidas.
El protocolo de Milwaukee
El Dr. Rodney Willoughby Jr ganó una atención significativa por su papel en la recuperación de Jeanna, aunque sus métodos fueron recibidos con cierto escepticismo por parte de la comunidad médica.
Algunos argumentaron que ciertas variables además del coma inducido, como posiblemente estar infectado con una versión más débil del virus o tener un sistema inmune inusualmente fuerte, pueden haber sido los factores determinantes en la supervivencia de Jeanna.
El procedimiento ideado por el Dr. Willoughby, ahora conocido como El Protocolo de Milwaukee, ha ayudado a salvar a algunas personas más.
Desafortunadamente, todavía tiene una tasa de éxito muy baja, 25% según la propia Jeanna, y se necesita más investigación para evaluar y mejorar adecuadamente su eficacia.
A pesar de todo esto, el Protocolo de Milwaukee es actualmente el único tratamiento disponible una vez que la rabia se vuelve sintomática.
Y para Jeanna Giese, resultó ser el último recurso que tan desesperadamente necesitaba. 


¿Qué celebridad tuvo la vida secreta más horrible?

Audrey Hepburn pasó gran parte de su adolescencia luchando en secreto contra los Nazis.


Hepburn era extremadamente conocida entre la mayoría como una actriz talentosa y un icono de los 50s. Y aquellos que han leído su biografía, sabrán que ella hizo mucho más que todo esto.

Durante la guerra, Hepburn se mudó a Holanda, debido a que sus padres pensaron que era un país neutral, seguro de invasiones. Pero estaban equivocados.

Cuando los Nazis cortaron los suministros de alimentos, Hepburn, siendo solo una adolescente, sufrió una malnutrición severa.

Ella bailó Ballet en frente de audiencias aterrorizadas por los Nazis. Estas presentaciones ilegales fueron llamadas zwarte avonden, o « noches negras », usadas como un nuevo camino para los músicos que sufrían. Blancos de los Nazis para hacer dinero. Eran llamadas «noches negras » ya que las ventanas estaban oscurecidas con el fin de que los alemanes no los descubrieran.

Entonces, ella donó fondos a la resistencia Holandesa. Estos fondos ayudaron a mantener escondidos a los Judíos en los Países Bajos.

« Las mejores audiencias que pude haber tenido no pudieron hacer ni un solo ruido al final de mis presentaciones »

Hepburn dijó esto, refiriéndose a que la audiencia no podía siquiera aplaudir al final de su presentación, debido al miedo que le tenían a llegar a ser escuchados por los Nazis.

Hepburn siendo tan solo una adolescente desnutrida y hambrienta, continuó bailando.

Ella también hizo otras cosas cuando era adolescente, incluyendo una en la campaña de bombarderos de 1944. A la chica de quince años se le encargó el llevar mensajes y alimentos a los aviadores británicos y Americanos derribados en campo. Esto sucedió debido a que ella era una de las pocas personas que hablaba Inglés fluidamente.

Sin embargo, en el momento en el que ella estaba haciendo esto, vió a la policía holandesa acercarse hacia los campos en los que ella estaba.

calmada y tranquila, comenzó a recoger flores silvestres. La policía le pidió sus documentos, y luego la dejaron pasar. Cualquier otra chica de su edad no hubiese sabido qué hacer.

Ella también tenía que entregar el periódico de la resistencia, Oranjekrant, el cual los Nazis prohibieron.

« Los metía en mis calcetines de lana, me montaba en mi bicicleta, y los repartía »
Su valentía también fue evidente cuando escondió a un soldado británico en su casa.
Tal y como lo describe su hijo Luca Dotti:
« Mi madre me dijó que fue emocionante para ella - fue arriesgado, era un extraño en un uniforme, un salvador. Y por lo tanto, un caballero, un héroe »
Todos estos hechos son mucho más impresionantes aún si consideramos que era solo una adolescente. Tuvo una vida secreta terrible, arriesgando su vida para proteger a otros. Pero al final esto aumento' de gran manera su fortaleza y carácter.


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